BLANCO Y NEGRO… ¿Y EL GRIS?
MAG
Historia
CAPÍTULO 16
PETER
Han pasado
más de diez días desde que mi papá mencionó la academia militar, y a pesar que
no la ha vuelto a mencionarla yo no me siento tranquilo. Tampoco he querido
preguntar para no recordarle el tema. Aunque es inútil, él ya tomó la decisión.
Como
siempre intento no meterme en problemas, ni en la escuela y mucho menos en
casa, pero mi mamá esta semana ha estado riñéndome por todo. No me deja jugar a
la Play, apenas Kelly y yo empezamos a discutir ya está gritándonos y
castigándonos, y casi no habla. Sé que todo es por el trabajo de mi papá, hace
una semana que no viene a almorzar, pienso que es por evitar peleas con mi
mamá. Porque antes de dormir siempre discuten, ya no hablan como antes.
No
odio este país, la mayoría de las personas me caen bien y hay muchos sitios que
visitar pero siento que desde que llegamos los problemas han comenzado. Estoy
preparándome para los cambios que tendré el próximo curso pero también me
preparo para el divorcio de mis padres. Sé que las cosas no están bien entre
ellos, no solo por las constantes peleas y discusiones sino porque no veo que
se hablen ni se beses como antes. Tal vez los padres creen que los hijos no nos
damos cuenta de lo que pasa con ellos, pero se equivocan, percibimos todo,
inclusive Kelly que solo tiene seis años sabe que las cosas entre papá y mamá
no están bien. Me ha preguntado varias veces lo mismo “¿Por qué mamá no le
habla a papá?” Y yo le respondo como puedo, le digo que tienen muchas cosas que
hacer, que hablar por la noche, antes de dormir. Me invento cualquier cosa para
desviar el tema, pero ya de tantas mentiras no me cree nada.
Hoy le
pedí permiso a mi mamá para ir a casa de Saraí, antes de darme permiso me
interrogó como si fuera del FBI y yo el criminal más buscado. –¿Quién es Saraí?
–mientras metía los platos al lavavajillas.
–La hermana
de Diego.
–¿Y quién
es Diego?
–El
chico que me golpeó.
–¿Y
por qué quieres ir a casa del chico que te golpeó? –preguntó levantando una
ceja, clara señal de que no me creía.
–Porque
ya estamos con los exámenes y da la casualidad que Diego, además de ser un
abusador, también es el mejor estudiante del curso –levantó aún más la ceja–. En
serio. Puedes preguntar en la escuela si no me crees.
–¿Dónde
viven ellos?
–A
dos calles de aquí.
–¿Hiciste
tus deberes?
–Sí.
–¿Los
de la escuela?
–Sí.
–¿Los
de la casa?
–Sí
–se quedó un momento en silencio, uno muy largo. Por un momento creí que no me
daría permiso pero finalmente dijo “está bien”. No sin antes advertirme de los
peligros de la calle y de las casas ajenas, además de no abusar de esa familia.
Me dijo que le dijera a Manuel, el chofer, pero yo no tenía intención de ir en
auto, prefería caminar y despejarme de los problemas de mi casa.
ANDREA
A la
última persona que esperaba ver en casa de Diego, era a Peter. Yo estaba con Diego
en la cocina preparando jugo y sacando algunas cosas que su mamá había dejado
para merendar. Saraí estaba en el salón con Camila y Valeria, sus “mejores
amigas”.
A Camila
le gusta Diego pero él dice que no le gusta, ni siquiera la soporta, por ser
muy pedante, pero cuando Peter llegó, pareció que Saraí y sus amigas lo vieran
como carne fresca. Estaban alborotadas porque él estaba allí. Diego no puso muy
buena cara pero se controló. –¡Hola, nuevo! –fue amable con el saludo.
–Mi
nombre es Peter.
–¿Te
molesta que te diga nuevo?
–¡Sí!
–Diego se encogió de hombros.
Lo saludé
y le dije que me agradaba verlo allo. Diego volvió a poner mala cara, se notaba
celoso. –¿Qué te pasa? –le pregunté. Peter se veía decaído y callado, aunque en
la escuela siempre estaba callado.
–Nada.
–¿Siguen
los problemas en tu casa? –todos nos quedamos mirando a Diego, ¿Cómo es que él
sabía que Peter tenía problemas en casa?
–Prefiero
no hablar de eso.
–Está
bien –encogiéndose de hombros.
Nos
sentamos alrededor de la mesa que está en el salón, Diego era quien explicaría
todo lo que según el profesor preguntaría en el examen. Saraí estaba muy atenta
con Peter. Le gusta, lo sé, tal vez por eso es que a mí me molesta su actitud.
No es que me guste Peter, pero le tengo cariño y Saraí no me cae bien, antes
si, éramos amigas, pero cuando comenzó a ser popular por ser la novia de un
chico de quinto año se le subieron los humos a la cabeza. La relación con el
chico terminó porque ella lo dejó y eso la hizo más popular. Ahora es líder en
el colegio y todas hacen lo que ella dice. Todas, menos yo. Por eso tampoco le
caigo bien.
La tonta
de Camila no sabía qué hacer para llamar la atención de Diego, preguntaba la misma
cosa una y otra vez, no sé si de verdad por tonta y no entendía o por hacerse
la tonta, pero me dio mucha risa cuando Diego le gritó que prestara atención y
que dejara de tontear. La chica se puso roja de la furia y la humillación. No dijo
nada más en toda la tarde.
Vi como
Diego después de explicarnos llamó a Peter aparte, no sé qué le dijo pero no estaban
peleando ni discutiendo. Eso me gustó, parecía que comenzaban a llevarse bien.
JULIANA
–Ya me
dijeron que estás saliendo con un carajito –el tono burlón de Armando me
molestó pero decidí no hacerle caso.
–Imagino
quiénes te lo dijeron.
–No
quiero a ese tipo cerca de mis hijos y mucho menos que estés descuidándolos por
revolcarte con él.
–No
te permito que me faltes el respeto –estaba pasando los limites.
–Sí
me permites, porque te recuerdo que sigo siendo tu esposo y padre de tus hijos
y me preocupo por ellos y por el ejemplo que le estás dando.
–¡Que
descarado eres! ¿Tengo que recordarte que más de una vez me has echado en cara
las mujeres que has tenido y hasta te atreves a pasarlas por el frente? –estaba
molesta, furiosa e indignada por tanto descaro de su parte.
–Pero
jamás las he metido en mi casa –me gritó.
–Eso
es porque jamás las has tomado en serio –grité también y corté la llamada.
Discutir
con Armando siempre es agotador. Me pregunto como pude soportarlo tantos años.
Es el hombre más obcecado y machista que jamás he conocido. En menos de cinco
minutos ha logrado sacarme de mis casillas y todo porque los mellizos no han dejado
de quejarse con él de que los tengo abandonados por estar con Esteban.
Creí
que solo tendría problemas con Saraí. El día que fuimos a la finca de Esteban,
Diego se portó muy bien, no fue grosero ni le hizo desplantes, pero ahora no sé
qué pensar. Armando me dijo que los tres, inclusive Johnny, se quejan que ya no
les presto atención, y no lo entiendo, mis salidas con Esteban se han limitado
a dos esta semana. Tanto por mi trabajo, sus estudios como por mis hijos. Mi
relación con esteban no ha cambiado a como era cuando nos veíamos a escondidas.
No entiendo porque el empeño de Diego y Saraí en hacerle ver a los demás lo contrario,
y peor aún, hacerle ver a Armando que no me ocupo de ellos.
LEEANNE
–¿Cómo
puedes pensar que tengo otra mujer? –me dijo Joe indignado cuando lo confronté–.
Cuando apenas hemos llegado a este país y no hago nada más que trabajar –la furia
que tenía en su voz me hizo pensar que yo estaba en lo cierto. Joe tenía una
amante.
Ya
hemos pasado por esta situación, hace unos años en Marruecos se enredó con una
jovencita. No pude probar nada y él por supuesto lo negó todo, pero mi instinto
de mujer me dice que tal como en aquella época, ahora tengo razón. Ha cambiado
mucho en dos semanas y no puedo creer que sea por las discusiones por la
academia militar donde quiere enviar a Peter. Él está decidido a ello y yo no
estoy dispuesta a ceder, mi hijo se queda conmigo y si se va a esa academia me
iré con él y me llevaré a Kelly. No me voy a separar de mis hijos por un
capricho de Joe. Tal vez eso es lo que quiere, que me marche con los niños y
así quedarse el solo aquí con su amante de turno.
Salió
del baño y está vistiéndose. –¿Dónde está Peter? –me pregunta mientras abrocha
sus pantalones.
–Está
estudiando en casa de Saraí.
–¿Dónde
vive esa tal Saraí?
–A
dos calles de aquí.
–¿Manuel
lo llevó?
–Supongo
que sí, le dije que se fuera con él.
–¿Supones?
¿No sabes con quién se fue nuestro hijo? –me reprochó–. ¿Tienes idea de los
peligros que hay en las calles?
–No
vengas a fingir preocupación por Peter. Ni siquiera vienes a almorzar y no
tienes idea de cómo va en la escuela.
–Por
favor, Leeanne…
–Mejor
vete Joe, te estás vistiendo para salir por algún motivo.
–Voy
a buscar a Peter, mujer… Deja de ver fantasmas donde no hay –saliendo.
Por
mucho que diga que no tiene otra mujer, yo sé que sí la tiene. Uno como mujer
lo siente.
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