El Pequeño Magnate I - Secretos y Revelaciones

lunes, 4 de septiembre de 2017

La Primera Vez



LA PRIMERA VEZ

MAG


Relato Corto



            La luz era tenue, apenas si lograban verse, él puso las manos sobre sus hombros, ella sintió un escalofrío, su corazón comenzó a latir con más fuerza, acelerado y su respiración se agitó. Él lentamente desabrochó su vestido mientras besaba suavemente su cuello, poco a poco su boca buscó la de ella, sus lenguas desataron pasiones, a ella nunca la habían besado de esa manera, con tanta ternura y pasión a la vez. A él le pareció delicada la forma como se dejaba llevar. Le quitó el vestido y la llevó hasta la cama, ella cayó sentada él continuaba besándola apasionadamente. Cuando ella quedó acostada, él se retiró un poco y pudo ver en su rostro cuanto le había gustado y cómo la había excitado. No dijeron una palabra, pero en sus miradas se reflejaban el deseo que sentían por hacer el amor, la respiración agitada los delataban. Él se quitó la camisa y la dejó caer junto al vestido negro que ella llevaba, llevó las manos a su cintura y la besó en el ombligo, fue subiendo lentamente con cada beso, cada gesto de él, cada caricia que le daba la excitaba profundamente, cuando llegó a sus pechos se retiró y la miró, ella abrió sus ojos y leyó en su mirada aquella pregunta que aún no hacía, tomó la tira del brasier y la deslizó por su hombro, lo mismo hizo con la otra tira. Él terminó de quitarlo y comenzó a besar los pechos, primero uno, su lengua jugueteaba con el pezón, comenzó a chuparlo y besarlo y a morderlo suavemente. Ella sintió que estaba en el cielo, no creía que hubiera un placer mayor en el mundo, era una mezcla de sensaciones extrañas, algo mágico que no podía explicar. Él continuó besándola hasta llegar al cuello mientras le quitaba la ropa interior, fue el momento en el cual ella sintió miedo, no sabía qué hacer y él lo notó, tomó sus manos y las dirigió a sus pantalones, fue su forma de decirle que se los quitara. Ella empezó a desabrochar los pantalones y se los quitó con la misma velocidad con la que él le quitaba su ropa interior, al tiempo que se besaban más apasionadamente, desesperadamente. Habían llegado al punto máximo de excitación, ambos sabían lo que querían y, una vez desnudos, continuaron besándose y acariciándose. Acarició muslos nalgas, la besó en el cuello y la oreja, mientras metía su mano entre las piernas y las separaba. Ella cedió ante la emoción, casi sin darse cuenta. Estaban tan excitados que ninguno de los dos pudo contenerse y fue entonces cuando la penetró, lentamente, hubo un quejido instantáneo, seguido de numerosos jadeos, él trató de no hacerle daño, pero ella lo incitaba a ser más salvaje, con el movimiento de caderas iba a su encuentro mientras le clavaba las uñas en la espalda. No supo con exactitud en qué momento llegó el orgasmo, estaba en shock, jamás se había sentido tan bien en su vida, con el corazón acelerado y al mismo tiempo tan relajada. Pasaron unos segundos antes de que él se retirara, se recostó a su lado en la cama, cuando su corazón recuperó su ritmo la miró con una sonrisa, la besó en la mejilla y se levantó, comenzó a vestirse mientras ella, incrédula, veía cómo lo hacía y sin mediar palabra salía de la habitación. Ella supo que no lo vería más y que si lo encontraba, él fingiría no conocerla. Tomó la almohada, la abrazó y lloró amargamente.









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