El Pequeño Magnate I - Secretos y Revelaciones

lunes, 28 de agosto de 2017

Soledad



SOLEDAD

MAG

Relato Corto

 




Sentada en su cama aun en pijamas, piensa si es necesario vivir, busca una razón para acabar con su vida, encuentra muchas pero aún no tiene el valor de hacerlo. Lentamente y respirando profundo se levanta, después de un largo estirón se dirige al baño, abre la ducha y se mira al espejo, sus facciones revelan tristeza, desesperanza, desolación. Se quita el pijamas y se mete bajo el agua, deja que el agua fría caiga directo en la cara con la esperanza de que los pensamientos suicidas se alejen, luego de media hora sale de la ducha y se dirige a la habitación, saca unos pantalones anchos y una camiseta, ésa fue la ropa que elegida para ese día, tratando de demostrarle al mundo que nada le importa, que nada la domina, que es libre aunque se sienta presa de su vida. 


Decide bajar, se encuentra con uno de sus empleados al pie de la escalera, lo mira fijamente a los ojos por largo rato y luego se retira sin mediar palabra, al hombre no le parece extraño el gesto, está acostumbrado a su extraño comportamiento. Llega a la cocina, se sienta y en seguida una mujer le coloca un plato con huevos fritos y pan tostado en frente, una taza de café y un vaso de jugo de naranja, mira a la mujer y dice –Tienes el día libre… Tú y todos los demás, los quiero fuera. 


–¿Se siente bien? 


–Nunca antes había estado mejor.


La mujer no cree una palabra de lo dijo pero aun así no se atreve a discutir, sale de la cocina y reúne a los demás empleados, tres mujeres y dos hombres, y repite lo que ella había dicho, todos se marchan sin decir una palabra. 


Al verse sola en una casa tan grande, se dirige a la sala principal, se sienta en el sofá y comienza a pensar cómo lo haría, piensa en todas las posibilidades que tenía de hacerlo y en sus consecuencias. Un arma, sería rápido, pero no fácil, tenía que conseguir el arma, podía hacerlo, era mayor de edad pero le dirían que tendría que esperar al permiso de porte de armas, ya no le gustaba ésa posibilidad. Además de las consecuencias, aunque remota, existía la posibilidad de quedar viva después de un disparo en la cabeza, podía quedar con discapacidades que serían irreversibles. 


Piensa en otra posibilidad, cortarse las venas, eso sería fácil pero más doloroso que el disparo en la cabeza, imagina cómo lo haría, iría a la cocina y tomaría uno de los cuchillos de cortar carne, haría el brazo derecho primero y luego el izquierdo, bien profundo para evitar salvarse, pero al igual que el disparo en la cabeza, había la posibilidad de quedar viva, quizás por el dolor ella misma buscaría ayuda y alguien la llevaría al hospital. 


Lanzarse del piso superior, eso sonaba fácil y rápido, poco doloroso, cree que ha encontrado la forma pero las consecuencias no le agradan, podía quedar viva y además parapléjica o peor aún, tetrapléjica, esa idea no le gusta, piensa en usar veneno, pero tampoco le gusta la posibilidad de la horrible agonía que tendría que pasar para morir. 


El día casi termina y aún no decide cómo hacerlo, comienza a recorrer la casa en busca de alguna forma de morir.





Los empleados regresaron al caer la noche, la mujer aun preocupada se dirigió a su habitación y al no obtener respuesta, entró. Gritó al ver su cuerpo tirado en el suelo bañado en sangre. Los demás empleados entraron, uno de ellos se acercó y vio que se había cortado el cuello con un cuchillo de cocina, al lado había una nota que decía “La soledad vence a la mente más fuerte”.



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