El Pequeño Magnate I - Secretos y Revelaciones

domingo, 5 de noviembre de 2017

Atracción a Primera Vista



ATRACCIÓN A PRIMERA VISTA

MAG

Relato Corto

 


Fabián era un hombre de 33 años, era dueño de un restaurante modesto en el centro de la ciudad que administraba él mismo, gracias a sus estudios universitarios. Era un hombre exitoso en muchos aspectos. Su trabajo y su economía iban bien y en su casa era querido por sus vecinos, tenía muchos amigos. Y en el plano sexual, mejor era imposible. Desde que se había iniciado en el sexo a los 16 años había experimentado muchas cosas. Desde, muchas posiciones con mujeres, pasando por relaciones con hombres, sin llegar a considerarse bisexual, hasta orgias y fiestas sexuales, así como sesiones sadomasoquistas. No se veía como un experto en el sexo. Por el contrario, siempre buscaba perfeccionarse y aprender cada vez más, no solo en el ámbito sexual sino en todos los demás. De allí el éxito en su trabajo y la relación con sus amigos.


Ángela era una mujer de 30 años que trabajaba en una tienda de ropa femenina de imitación muy conocida, y a la que iba mucha gente. Era una vendedora promedio, atendía alrededor de 25 personas diarias, en su mayoría mujeres y las asesoraba en cuanto a lo que les convenía según sus gustos, estilo y economía. Había tenido una niñez difícil, con un padre alcohólico y una madre sumisa. En su adolescencia se había refugiado en sí misma, no fue la popular de la escuela ni la primera de su clase. Para los demás era invisible, nadie reparaba en ella y eso lo agradecía internamente. Durante sus años de universidad se enamoró del hijo del rector, con el cual tuvo una relación de casi un año. Creyendo que éste también sentía amor por ella, se entregó una noche donde los tragos habían protagonizado una gran fiesta, pero él solo se había burlado de ella. Después de esa noche de sexo y pasión no volvió a llamarla ni a verla, lo que provoco una gran depresión y, posteriormente, una aversión por los hombres.


Ese día había sido difícil para ambos. Fabián había recibido una llamada de su hermana donde le dijo que su padre estaba en cama producto de un ACV, él debía viajar de imprevisto al día siguiente. Ya lo tenía todo preparado, saldría en el vuelo de las 6 am. Había dejado a su mano derecha y mejor amigo, Gian, al frente del restaurante. No sabía cuántos días tardaría en regresar. Ángela tenía su consciencia tranquila a pesar de las acusaciones que hiciera la señora Gema, la dueña de la tienda donde trabajaba. Habían desaparecido algunas prendas y accesorios y las cámaras no habían captado nada, por lo que sospechaba de que el robo había sido interno, y si no aparecía la culpable, todas debían pagar el monto de la mercancía robada. Lo que le molestaba era tener que pagar por algo que no había robado y algo que no iba a disfrutar.

Sus vidas se encontraron en el bar que estaba cerca del restaurante de Fabián y la casa de Ángela, donde se vieron por primera vez. Fabián estaba en la barra tomando whisky, necesitaba relajarse y pensar en otra cosa que no fuera su padre, estaba preocupado por la salud de éste pero sabía que era un hombre mayor y los achaques de la edad serian cada vez más frecuentes. Ángela se sentó dos sillas más a la izquierda y pidió una cerveza negra a la que le dio un largo trago. Fabián miró a la mujer, fue consciente de la belleza de ésta, detalló toda su figura, sus piernas largas y blancas con la minifalda, su cintura y cadera que acentuaban su figura y la sedosidad de su cabello oscuro. Había estado con muchas mujeres, de todas las razas, edades, religiones y posición económica, pero a ésta la veía distinta a las otras. Parecía que estaba allí sin nada que ocultar. Se acercó para saludarla y le ofreció otra cerveza a lo que ella se negó. Sin embargo quedó prendida de sus ojos, eran café, pero muy vivos y juguetones. Detalló su mirada y supo que no era lasciva como la mayoría de los hombres que la abordaban. Recorrió su cuerpo con la mirada y dedujo que hacía ejercicios regularmente. No parecía el típico hombre que ella odiaba, aquel que solo busca sexo para saciarse y sentirse el macho alfa de la relación. Ella tampoco era como las mujeres con las que él había estado. Algo dentro de sí le decía que era frágil y vulnerable. –¿Sabes, qué me gustaría hacer contigo? –preguntó luego de la tercera cerveza que se negaba a aceptar de su parte. 

Ángela se imaginó que él querría lo mismo que todos, aunque esperaba una propuesta diferente a las de siempre. –¿Una noche de sexo conmigo? –respondió sin mirarlo–. Siempre es igual. 

–Pues no, quiero cenar contigo. 

Ella seguía sin mirarlo cuando se aventuró a decir. –Y luego tener sexo conmigo. 

–Pues no, me gustaría conocerte primero. Saber qué te gusta y qué no y cuando no haya nada por saber, entonces hacerte el amor. 

Ella se carcajeó. –¿Hacerme el amor? ¿Así le dices a tener sexo? 

–He tenido sexo con muchas mujeres… y hombres… y he experimentado algunas cosas más, pero a ti quiero hacerte el amor. 

Ella lo miró entre la sorpresa y la admiración, era el primero que le hablaba de esa manera, tan… sincera. –¿Quieres invitarme a cenar, conocerme más y luego hacerme el amor? 

–Sí. Esta es mi tarjeta, llámame. 

Ella volvió a reír. –¿Crees que iré detrás de ti? 

–Hoy no podré cumplir con la cena, debo preparar un viaje fuera de la ciudad para mañana. Pero me gustaría recibir tu llamada y acordar una cita a mi regreso. 

–¿Y qué pasa si no te llamo? 

–No pasará nada… No cenaremos juntos, no podré conocerte y por supuesto no podré hacerte el amor. 

–¡Pobrecito, que pena! 

–Sí, es una pena, porque realmente quiero conocerte. 

–¿Para hacerme el amor? 

–No, para saber si tú quieres hacerlo conmigo… Además nunca le pides el número a una dama –ella se sorprendió por el comentario–. Ahora, con mucha pena debo retirarme –dejó unos billetes sobre la barra que cubrían su consumo y salió del bar. Ángela miró la tarjeta fijamente y leyó su nombre. 


Fabián estaba cruzando la calle cuando su celular sonó, no reconoció el número pero aun así contestó, una voz femenina se identificó. –Mi nombre es Ángela ¿Cuándo regresas de tu viaje?




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