El Pequeño Magnate I - Secretos y Revelaciones

domingo, 1 de octubre de 2017

El Gran Día



EL GRAN DÍA

MAG

Relato Corto


 


 
Sebastián había despertado ese día con una gran sonrisa. Había esperado casi 5 años para dar el gran paso, y después de casi 1 año de preparativos, por fin había llegado el día. Su día tenía que ser perfecto. 

Antes de entrar en el baño para asearse abrió la puerta del armario y vio el esmoquin blanco que usaría, sonrió abiertamente aunque nadie lo veía. Entró en el baño y se tomó su tiempo para darse una ducha relajante, lavó su cabello y al salir se afeitó la incipiente barba que crecía cada día. Se vistió con una camiseta azul oscuro y unas bermudas beige. Fue hasta la cocina y encontró a sus dos amigos, Brian y Dylan. Habían ido de fiesta la noche anterior y ambos hombres tenían resaca. Preparaban jugo de tomate para reponerse. 

Sintió la necesidad de hablar con su amado, pero sus amigos lo persuadieron, seguro que estaba despertando de su despedida de soltero como él, y tuvo que darles la razón. Tenían amigos en común, pero también tenían los propios y habían decidido festejar por separado. 

De todas maneras nada empañaría ese día. Ni siquiera la negativa de su familia de aceptar su relación. Le había dolido mucho el rechazo de todos, pero más el de su madre y hermana. Sabía que su padre, al ser tan machista, nunca aceptaría que alguno de sus hijos fuese homosexual, y por supuesto su hermano mayor tampoco, ya que eran iguales. Pero nunca esperó que su hermana, la liberal, y su madre, la consentidora, lo rechazaran de la misma forma. Aun así no dejó de lado su felicidad, se sentía a gusto con Andrew, siempre había sido así. Llevaban 5 años juntos y tenían toda la vida para disfrutarse, lo que pensara el mundo poco importaba. 

Tuvo un desayuno abundante, había bebido mucho la noche anterior y eso había despertado su apetito voraz, al igual que una buena noche de sexo. Mientras comía, bromeó con sus amigos recordando anécdotas de la fiesta. No había sido una despedida de soltero común, en vez de la stripper mujer, típica de las despedidas de soltero, obviamente habían contratado a un hombre, lo que nadie pensó era que sería amigo del otro novio, lo que cohibió a mucho. 

Después del desayuno los tres amigos fueron a la casa donde se celebraría la ceremonia. El jardín de la casa de un amigo común, era el lugar acordado. Una improvisada capilla y algunas sillas y mesas para la fiesta posterior lo adornaban. Al llegar, Sebastián buscó con la mirada a su amado, y desde la distancia se lanzaban besos, tratando de que nadie los viera. 

Entre los dos, sus amigos y familiares de Andrew terminaron de decorar. Solo faltaba que cada uno se preparara para dar el paso definitivo. Andrew y Sebastián quedaron a gusto, se les veía muy enamorados y radiantes. La madre de Andrew se acercó para separarlos un poco de tanto afecto público que se hacían, ella estaba en contra de que se vieran ese día antes de la ceremonia. 

Andrew entró en la casa y Sebastián regresó a la suya junto a Dylan y Brian con quienes vivía. Se acostó en su cama mirando al techo, pensando en lo feliz que era al lado de Andrew, minutos después volvió a ducharse y a afeitarse, a media que se ponía la camisa y el pantalón su corazón se aceleraba más y más, sabiendo que la hora se acercaba. Salió casi listo, solo faltaba la flor en el ojal. Brian se acercó para ponerla, tomó su rostro con sus manos y le dio un beso tierno en la mejilla, sonrió y le dijo que ya era hora, debían salir o llegarían tarde. 

Brian y él habían sido novios en la secundaria, lo que sus padres llamaban “experimentar”, ellos lo habían sentido como “amor”, pero con el tiempo se dieron cuenta que eran mejores amigos que amantes, por lo que prefirieron terminar la relación. Ahora, años después, seria Brian quien lo entregaría a Andrew y eso lo emocionaba. Dylan palmeó su hombro y lo instó a salir. 

Llegaron al jardín donde estaba todo listo, y antes de atravesar el corto pasillo hacia la improvisada capilla, respiró profundo y se dijo que ese era su gran día. A medida que caminaba junto a Brian, no apartó la mirada del sonriente Andrew, éste le guiñó el ojo y señaló hacia las sillas donde Sebastián pudo ver a su familia. Entonces comprendió que su gran día seria perfecto.




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